El cocinero silbaba despreocupadamente "Cheek to cheek", mientras pasaba la sierra por las piezas de carne, haciendo pedazos pequeños que cupieran en su olla. Al terminar, la colmó y rellenó con sosa cáustica y agua y al cabo de 8 horas, el cuerpo del soplón que había declarado en contra del líder de la banda, se había esfumado.
El cocinero esperó con tranquilidad su siguiente guiso.
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