Imagen propiedad de Alexander Piñón Trinidad |
Y cargó, literalmente, hasta con el cotorro.
Él nunca había salido y se sentía feliz.
Ver el campo y animales,
aunque no hay ninguno igual a él.
De pronto se sintió solo:
mamá estaba ocupada con la abuela
y los niños, jugaban con sus primos.
Una mañana, cotorro vio
A unos muy parecidos a él. Eran gallinas.
Los pollos lo invitaron a jugar,
pero él no sabía cómo era la cosa
y cuando lo bañaron con tierra
cotorro se puso a llorar.
Fueron tantas lágrimas que salieron,
que se hizo un lodazal.
Y llegaron los cochinos y se pusieron a bailar.
Cotorro pensó que no era tan malo llorar.
Si de allí, algo bueno iba a salir.
Hacer nuevo amigos, aunque no iguales a él,
pero divertidos de verdad.
Ver el campo y animales,
aunque no hay ninguno igual a él.
De pronto se sintió solo:
mamá estaba ocupada con la abuela
y los niños, jugaban con sus primos.
Una mañana, cotorro vio
A unos muy parecidos a él. Eran gallinas.
Los pollos lo invitaron a jugar,
pero él no sabía cómo era la cosa
y cuando lo bañaron con tierra
cotorro se puso a llorar.
Fueron tantas lágrimas que salieron,
que se hizo un lodazal.
Y llegaron los cochinos y se pusieron a bailar.
Cotorro pensó que no era tan malo llorar.
Si de allí, algo bueno iba a salir.
Hacer nuevo amigos, aunque no iguales a él,
pero divertidos de verdad.
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