Se te escapó la forma.
Se te escapó el fondo.
Y el por qué y el cómo y el dónde y el con quién.
Se te fue de las manos,
perdiste el interés en el ritmo,
dejaste que cambiara de color.
Te ausentaste. Enmudeciste.
Desorganizaste la perfecta ecuación.
Lo olvidaste y con ese simple hecho,
dejaste que muriera el amor.
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