Tus extraños juegos que no respetan los límites de lo que es y lo que debe ser.
Un golpe, probablemente más cercano al ego que al corazón.
Entorpeces mi crecimiento, quieres conservar a la niña pequeña que conociste
La joven de la gran ciudad que se comportó como si viviera en el campo,
La que creyó por siempre tus palabras que, de tan huecas, hacían eco una tras otra,
hasta convertirse en un rumor de sonidos vacíos, intentos vanos de parecer superior.
Envuelta en tus mentiras, creí hacer algo mal, para ser tratada así.
Una vez más, según tú, la culpa fue mía.
De nuevo inventaste despierto, los sueños que no eres capaz de tener dormido.
Mal practicaste el finísimo arte de la seducción.
Y después de 17 años en esta torcida farsa de amor, en que estamos envueltos tú y yo,
Hay una parte de ti, que no has logrado hacer sobrevivir:
La dignidad.
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