Hay veces en
que uno no sabe,
no siente, no
entiende.
En que lo
mejor sería dejar quemar tu garganta
y que todo el
dolor se callara,
se cayera;
bajara por la
ventana,
como una araña
en su hilo,
desde este
tercer piso
que me atrapa.
Pero el dolor
es silencioso
y entre más
sigiloso,
mas alto
grita, suena.
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