ni siquiera sabe bien cómo es eso de reír
a pesar de sus enormes colmillos,
que no enseña a menudo.
A su dueña,
niña extraña,
le gustan sus fuertes abrazos.
Los siente como muestra de cariño.
La besa y serpiente se asusta.
No se acostumbra a que le muestren
algo que no sea temor o repulsión.
Muerde a su dueña en los labios
como diciéndole:
“Déjame. No quiero más amor”.
Pero ella,
niña extraña,
no llora.
Aprende que el cariño de su amiga,
es también extraño.
Como ella.
a pesar de sus enormes colmillos,
que no enseña a menudo.
A su dueña,
niña extraña,
le gustan sus fuertes abrazos.
Los siente como muestra de cariño.
La besa y serpiente se asusta.
No se acostumbra a que le muestren
algo que no sea temor o repulsión.
Muerde a su dueña en los labios
como diciéndole:
“Déjame. No quiero más amor”.
Pero ella,
niña extraña,
no llora.
Aprende que el cariño de su amiga,
es también extraño.
Como ella.
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