Es un tema recurrente
para todo buen poeta
hablar del amor demente
aunque a veces, de repente,
se le seque la maceta.
Si ellos le hablan del amor,
al común de los mortales,
unos lo ven con fervor,
a otros les causa ardor
y los tachan de animales.
Porque un común y corriente,
no entiende bien sus palabras.
Como el poeta el no siente.
Piensa: este cuatito me miente,
O al monte se le van las cabras.
¡Entre poetas te veas!
Son temas muy complicados:
No importa lo bueno que seas,
o lo chingón que te creas,
tus textos serán masacrados.
En silencio permanece
y nunca sale corriendo.
Su corazón no perece,
su voluntad engrandece:
Sus penas mata escribiendo.
Es con gran sabiduría
que aquel proscrito poeta,
reconoce su valía
y asume con alegría
que nadie en su tierra es profeta.