lunes, 30 de noviembre de 2015

LUNA DE MIEL EN LA ISLA

Día uno
Casarme con el, fue lo mejor que me pudo haber pasado. Aquel al que siempre desee. Alegre, simpático, tierno. Pero sobre todo, lo que más amo de él, es que es un hombre “Todo Terreno”. Mi G.I. Joe. La envidia de cualquier explorador. Alguien que sabe resolver todo tipo de problemas y que me hace sentir segura, protegida... Por eso acepté que nuestra luna de miel fuera en una isla. Una paradisíaca isla que promete en sus promocionales, vivir aventura extrema.
Y aquí estamos, llegando a las cabañas que sirven como refugio. Gracias a que estoy con él, serán los cinco días más especiales de mi vida. Por lo pronto nos instalaremos y pasearemos por la playa de hermosa y dorada arena y por la noche, seremos parte de una velada interesante en el ritual de salida. No entiendo exactamente qué significa o cómo sea, pero no importa. A su lado nada puede ser terrible.

Día dos
Fue una noche rara. Eso del ritual se me hizo una cosa exagerada. Teas encendidas y cánticos de tribu... Me sentí extraña porque me dijeron que me pueden suceder cosas terribles si me niego a seguir el ritual. ¡Bah! ¡Son puras tonterías! No me imaginé jamás que el creyera en todo eso... ¿Será que es cierto que el matrimonio cambia las cosas? Porque sería muy pronto para eso.
Por otra parte, comenzó la aventura. Hemos caminado todo el día para llegar antes del atardecer a la laguna. No me preocupo, porque mi amor sabe interpretar mapas y me siento segura a su lado. Lo mejor de todo, es que aprovechamos el tiempo al máximo, ahora que ya no necesitamos ningún chaperón que nos acompañe. No hemos podido dejar de hablar de todo. De su familia, de sus amigos, de su escuela... Bueno, más bien él es el que no ha dejado de hablar. Pero me gusta tanto escucharlo, que no importa mucho que se haya “adueñado del micrófono” y no lo suelte. Porque es tan inteligente y sabe tantas cosas, que me gusta aprender de él. 
Solo hubo un detalle que me hizo sentir muy tonta... Sin querer, pisé una plantita y él me gritó cómo si hubiera matado al último miembro de una especie en peligro de extinción. O sea, no era para tanto. Además, era su vida o la mía: Estuve a punto de caerme de una piedra en donde insistió que me subiera para tomarme una foto (¡es tan buen fotógrafo!) y me resbalé. Lo que hice fue pisar la plantita, pero fue sin querer, lo juro. Lo bueno es que después de tres horas, me dejó de regañar y a las 5 horas del suceso, me perdonó. ¡Es que es tan ecologista! Lo malo es que por eso no pudimos llegar con luz de día a la laguna. Tuvimos que acampar donde fuera, con tal de descansar ya. Me urgía lavarme la cara, pero ahora tengo miedo de que eso sea ecológicamente incorrecto. Mejor me espero. Total, el también trae tierra por todos lados. ¡Pero se ve tan lindo! Lo que ya no aguanto son los pies. Me duelen a más no poder. Y lo acepto. También me huelen. Espero que él no lo note.

Día 3 por la mañana
Tuve una noche terrible. Los mosquitos no me dejaron en paz. No entiendo cómo el pudo dormir tan a gusto, sin dejar de roncar. No sabía que roncaba. Es una locomotora. Pero supongo que estaba cansado y por eso los ruidos de su garganta y nariz. No imaginé que se podía roncar con ambas al mismo tiempo. El desayuno fue tan feo, definitivamente una estufa de gas con la que no puedes ni encender un cigarro, no es excelente para cocinar un huevo. Pero tenía que comer algo. Si no lo hacía, no tendría las fuerzas suficientes para lo que sigue. Es una caminata de aproximadamente 50 kilómetros. Voy a aprovechar al máximo los descansos y me voy a intentar dormir.

Día 3 medio día
Estoy hasta la... mía de que se detenga cada cinco segundos a tomar fotos. No podemos avanzar ni puedo disfrutar del paisaje. No entiendo su fijación por tomarle 10 fotos a la misma planta. Si fuera una con flores, lo entendería, pero son nopales... ¡Nopales! Y feos cómo ellos solos. Y luego se enoja conmigo. Que si camino rápido porque camino rápido. Que si lo hago lento, porque lo hago lento. No lo entiendo. ¿Por qué ha cambiado tanto? De novios era un príncipe y ahora... Bueno, a seguir caminando. Ya me urge llegar y que se acabe ésta pesadilla.

Día 3 noche
Toda la tarde fue hermosa. Caminando en armonía. Creo que exageré en lo de los nopales. De cualquier forma, a él le gusta tomar fotos... Y no le hace daño a nadie.
¡Es tan buen fotógrafo! Además tiene un sexto sentido para saber cuando viene una buena toma. Qué cosa tan divertida nos sucedió. Llegamos a esa pequeña poza y después de las fotos de rigor, estábamos dispuestos a darnos un buen chapuzón cuando ¡Sorpresa! Una cabra flotando muerta... Ja ja. ¡Tan cristalina que se veía el agua! Lo bueno es que yo no me metí. ¡Pero el si! Ja ja. Si fuera una mala persona, pensaría que es el karma por hacerme sufrir estos dos días.
Mientras nos bañábamos en esa otra poza que encontramos un poco más adelante, al verlo cómo se preocupó por mi, el modo en que me toma de la mano para que no resbale, comprendí que así es el matrimonio. A veces hacemos cosas para agradar al otro. A veces nos metemos en embrollos que no entendemos y en algunas otras ocasiones, dejamos de ser nosotros por ser quien la otra persona quiere que seamos. Pero lo más importante, es aceptar que todos tenemos defectos y si podemos pasarlos por alto, entonces estaremos del otro lado. Comprendí que quizá no fue correcto aceptar una luna de miel en una isla de aventura, pero haberme casado con él, si. Amo a mi esposo y soy feliz a su lado. Y puede ser que ronque cómo locomotora, que le huelan los pies y que a veces, solo a veces, no presta el micrófono y no le para la boca, pero eso no le quita la ternura y delicadeza cuando encuentra un animal enfermo. Ni sus hermosos ojos dejan de verme con amor. Así que pienso disfrutar lo que queda de mi luna de miel. Pero eso si. He decidido que el año entrante pasaremos una segunda luna de miel haciendo compras en Nueva York. ¡Entonces si, sabrá lo que es caminar hasta desfallecer de cansancio!

jueves, 26 de noviembre de 2015

COLIBRÍ ZURDO

Omnipresente colibrí zurdo, de dualidad incógnita.

En un pasado lejano,
eras el guerrero a quien temía aunque, cada atardecer,
ansiaba que me eligieras, sacaras del pecho mi corazón
y lo abrasaras en el rito de iniciación
de tu muy particular forma de luchar.

Poderoso dios de la venganza,
con cinco letras y dos sílabas en tu nombre;
que, al ser pronunciadas, retumbaban en el cielo
con la furia inherente a tu tradición.

Revoloteabas en mi mente infantil,
como ese en quien asentaba el firme deseo de ser protegida.
Invisible, pequeña en mi mundo personal.
Observando cada uno de tus pasos desde mi silencioso rincón,
hasta ese día en que un roce de tu mano,
me hizo llegar al paraíso prometido.

Nunca besé tus labios de dulce de amaranto,
jamás acaricié tu cabello de sol.
Y aun así, me perteneciste un metztli completo.
Hoy has regresado al mundo al que perteneces,
dejándome de nuevo en el doloroso silencio de la flor y el canto.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

BESO

Cerré los ojos por un momento y sentí acercarse tu rostro al mío.
Tu beso caliente, húmedo.
Licencioso. Silencioso.

Tus manos me recorrieron con la urgencia de la brevedad del tiempo.
Mis gemidos,
hicieron eco a esa necesidad de entregarte todo en ese beso
que llegó de lejos; inesperado, pero anhelado.

Tu respiración se transformó en partículas de suspiro
entrando y saliendo de ti;
en espasmos, al ritmo de nuestro beso,
que prolongamos hasta que más no pudimos.

Porque la ropa nos aprisionó en un juego perverso,
que no nos permitió sentirnos como lo anhelamos:
en la cadenciosa, primigenia danza de nuestros dos cuerpos desnudos. Enlazados.

¡Así fue por un segundo en que cerré los ojos y te sentí tan vívidamente!
Gracias al delgado, etéreo hilo que es nuestro amor y que nos une.
A pesar de la distancia, que nunca nos ha permitido tocarnos.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

AMOR

Atácame.
Lléname de flores el intelecto.
Que se conviertan en nuestra clave secreta.

Seduce mi cerebro,
Embriágalo de ti.
Mi corazón se ha rendido
a la sutil fuerza de tu encanto.

Prodúceme esa voluntad
que me hace levantar a diario.

Hazme el amor.

Quiero estar en ti y ser de ti.
Que en cada rincón del universo,
se nos reconozca
como símbolo de verdadera pasión.