martes, 24 de mayo de 2011

¿TA TROMPUDA O QUERE BESO?


El sabio consejo de una madre a su hija, fue: "Una sonrisa te abrirá las puertas". Y así fue. Cuando mi pequeña tenía 6 añitos, quiso participar en el certamen "Reina de la Primavera" del preescolar donde estudiaba. Yo como madre primeriza, me asusté por no saber como era el desarrollo de la cuestión, pero como Presidenta de la Sociedad de Padres de Familia, tuve que hacer mi mejor esfuerzo. Le prometí a mi pequeña intentar las mejores tácticas de guerra para vencer a sus rivales y progenitoras incluídas, pero con la condición de que ella tenía que poner tambien de su parte. Nos fuimos juntas todas las tardes, durante casi dos meses, vendiendo de oficina en oficina lapicitos, libretitas, angelitos de fieltro; todo lo que pudiera ser original y fácilmente vendible. Pero lo que nos ayudó aún mas (Si. Dije NOS. Ultimadamente, si ella ganaba, yo recibiría el puesto nada rechazable de Reina Madre ¿no?), fue el Sabio Consejo del que te platiqué arriba: "Una Sonrisa te abrirá las puertas". Al seguirlo, no solo ganó autoconfianza por la forma en que reaccionaba la gente ante su seguridad al pararse frente a un adulto desconocido y con una gran sonrisa en la boca decir: "Hola. Quiero ser Reina de la Primavera. ¿Me ayudas?", si no que también aprendió el poder que tiene una simple sonrisa. Aun hoy, después de 3 años, utiliza esa táctica con su papi. Cuando mi Romeo le pide amablemente y por favor (porque ahora les debes pedir a los niños, porque si les das una orden, los traumas y violas sus derechos), que recoja sus muñecos de peluche del piso de su cuarto, la pequeña tirana sonríe y con ojos pispiretos le dice a su progenitor: "¿Me ayudas, papito?". Y papito, termina haciéndolo por ella y yo siento crecer mi vesícula a pasos agigantados.

El día de ayer, fui a conocer Manzanillo. Si, es una vergüenza haberlo hecho apenas, después de 8 años de vivir aquí, lo acepto, pero ese no es el punto. La cuestión es que, hablando de sonrisas, debo decir con tristeza que ni en la central de autobuses de Colima ni en la de Manzanillo, tienen como requerimiento especial para la gente que da atención al público que sonría: Las señoritas de taquilla de cierta linea de autobuses (que es de PRIMERA y te da un servicio PLUS), te reciben como si te estuvieran haciendo el favor de dejarte viajar en su camioncito.¿ Y qué decir de las asistentes que te reciben el boleto y te dan tu lunch? ¡¡Señor del Cielo y de la Tierra!! Lo único que quieren es que te quites de enfrente de ellas y hacen las cosas rápido, mal hechas y de mal modo.

¿Hablamos de los Servicios de Salud Gubernamentales? La escuela que capacita a las asistentes que te reciben en los consultorios, seguramente tiene una materia obligatoria llamada "Jetas al Enfermo" o algo parecido. O sea, no estoy pidiendo que te reciban como si fueras Paris Hilton, pero POR FAVOR, créeme que solo un minúsculo grupo de la población mexicana, asiste a estos Servicios de Salud por masoquismo... Obviamente, si vas al Seguro Social, es porque te sientes mal, no tienes dinero para pagar un Servicio Médico particular y sus medicinas y necesitas comprobar a tu jefe que en verdad estas enfermo y en verdad fuiste al doctor...

Y aún las transnacionales tienen ciertas deficiencias en este sentido. En una ocasión, en un restaurante de comida rápida, propiedad del Viejo Mc Donald una de las chiquillas (porque no creo que tuviera mas de 19 años) del mostrador, me mostró la otra cara de la publicidad esa de la sonrisa... Sin siquiera dignarse a verme, me tomó la orden sin ganas, casi con asco tomó el billete que le extendí y obviamente. NO sonrió. No supe si fue porque mi color de piel es más oscuro que el de ella, porque yo no iba vestida como lo dicta la moda o por ambas dos al unísono y al mismo tiempo. El caso es que, antes de lastimar la susceptibilidad de la chamaca, le pregunté: ¿Estás enferma, te sientes mal o estás enojada? Ella, obviamente se "sacó de onda" y me contestó que no. Entonces, habiéndome cerciorado de que no tenía ningún problema físico, metal o emocional, pues me enchilé. O sea que me enojé y le dije: "Pues entonces no hay razón para que no sonrías y no des un trato amable al cliente". 

Ok. Ahora tu vas a decir que todos tenemos derecho a un mal día o un mal momento y que debí ser tolerante. Bueno, déjame decirte que ¡¡Estas maal!! Mi trabajo, me pide ser amable con cada persona que llega al Museo. A ellos no les importa si me duele un callo o si no tengo pasra pagar la renta de mi casa y por esa razón están sacando mis cosas de ella mientras yo les atiendo. Porque para eso estoy. Mi deber, es ser atenta, cortés, ofrecer toda la información que me soliciten y sobre todo: Sonreir. Mi lema es: "Sonríe al visitante como si fuera el primero del día". Como si estuviera recién bañada, maquillada y peinada. Fresquecita. Sin importar si la persona que estaba antes, me trató con la punta del pie. Me tomo un segundo para voltear a la pared, suspiro y regreso a la posición de bienvenida. Sonrío para recibir al siguiente visitante. Y creeme, que esa actitud hace una gran diferencia en mi día y en el de las personas que van al Museo. Hace mas feliz mi vida y mucho mas placentero mi trabajo. Y la gente se va con la sensación de ser especial. Cada uno lo somos y cada uno merecemos ese trato sin importar nuestra condición social, económica o cultural. 

Somos un Estado con gran afluencia de turismo. Y si queremos conservar su afluencia, debemos tener actitud de servicio. Por eso, haré una petición al Secretario de Salud del Estado, para que en conjunto con el de Turismo, realice masivamente y con caracter de urgente, operaciones de cosmética facial a todos los empleados de Gobierno para cambiar las caras de odio, por alegres sonrisas. Como la que quedó en la cara de Peter Seller (según el mito urbano), al momento de su muerte. Pero esa es otra historia...

No hay comentarios: