Con duro esfuerzo, siembras en terreno virgen tus pequeñas y negras semillas, arando poco a poco, con tesón y enfrentándote a todo lo que impida la realización de tu trabajo.
Pacientemente cultivas y cuidas los pequeños brotes de tu siembra, producto de tu dedicación y empeño.
Abonas y riegas y fumigas tus plantas, que van creciendo fuertes, con la seguridad de que pronto podrás recoger sus frutos. Esos frutos grandes y jugosos que mitigan la sed y el hambre de tu entorno.
Campesino.
El futuro se saciaría hasta el hartazgo si tus semillas no fueran de cizaña...
1 comentario:
¡Magnífico! Hasta para quienes no aprecias tienes palabras bellas. No puedo creer la fortuna de haberte encontrado, hermosa
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