martes, 24 de mayo de 2011

LUCI IN THE SKY WITH DIAMONDS

De todos sus hermanos, era la que nunca negó lo que sería durante su larga vida. Quizá por eso fué la elegida. Dicen las malas lenguas, que era como su mamá, pero en miniatura. Su nombre si tiene que ver con la canción. Y a pesar de tener un nombre tan corto (Tan solo Luci), tuvo muchos apodos algunos cariñosos, otros no tanto: Luci, Cuquis, Cuca, Alisset Morrison (¡¿?!), Lucia Gato: Investigador Privado...

Luci llegó sin ser esperada, casi sin ser deseada. Con la consigna de que si no se comportaba, se iba. Y ella se comportó.

Por 19 años, fue toda una dama (a excepción de sus 3 meses de libertad en que se salió de la casa a la primera oportunidad que tuvo y de la misma forma en que desapareció para recorrer el mundo y tener aventuras, un día regresó).

Señorita eterna, un día descubrió que no le gustaban los niños, más bien, que los odiaba. Y se ganó a uñas el respeto de todos los que llegaban a quererla tocar.

Algunos le cantaban canciones inventadas, otros, canciones famosas. Habiamos quienes la molestabamos y después nos dolíamos por su reacción.

"Sufría" su condición con una elegancia, que cualquier niña bien habría envidiado: Dormía 23 horas al día y utilizaba 5 minutos para realizar sus ejercicios de acondicionamiento físico, 10 minutos para comer y hacer sus necesidades y lo demás, para asearse. Consideraba su trabajo, como algo muy serio: ¡Ser el adorno de la casa, no era algo fácil!

Lloraba a las palomas que se acercaban a la ventana: Como diciéndoles "aguas, no te vayas a caer".

Bebía exclusivamente agua de la llave derecha del lavabo (en eso coincidíamos: esa agua no se por qué es ¡deliciosa!) y por supuesto, la puerta del baño debía permanecer abierta TODO el día. Además, le gustaba que la cepillaras justo cuando estabas en el baño, tratando de concentrarte en otro tipo de actividades. Digamoslo así, te agarraba como al tigre de Santa Julia.

Y por supuesto, cuando se sentía estresada, era la más feliz vomitando por todo el departamento o más específicamente, en la cama de aquel que osara ponerla en ese estado de sufrimiento mental.

La llamé por teléfono para felicitarla el día que cumplió 15 años. Era mi primera sobrina en llegar a esa maravillosa edad. La volví a llamar cuando cumplió sus sweet sixteen. El día que cumplió 18 años, también la llamé pero ahora como tía sonsacadora, para decirle que no dudara en pedirme que le regalara su licencia de manejo (ya era mayor de edad, no?).

Hace dos días, le hice la llamada que siempre había querido evitar, pero que era necesaria: Llamé para despedirme de ella. Le dije lo que ella ya sabía: Que la amaba, que por ser la mayor de mis sobrinas, era alguien muy especial. Que me perdonara por hacerla berrear, pero que estabamos a mano por los rasguños que me había dado. Y le dije que no se preocupara: Maneki no vino a sustituirla; más bien llegó a mitigar un poco el dolor de mi hermana por esta partida que tenía que llegar.

Y hoy llegó. Ahora Luci está en el Cielo de Diamantes. Mi nena va a ser cremada y así podrá estar por siempre con mi hermana, que tanto la amó y a quien le dolió sobremanera dejarla en DF cuando no pudo llevarla consigo a Ciudad del Carmen a vivir con ella. La veterinaria le advirtió que Luci no aguantaría el largo viaje en autobús o la anestesia para llevarla en avión.

Mi hermana regresó ayer al DF únicamente para dormir una última noche con Luci, como antes, cuando las dos eran más jóvenes.

Hoy Luci ya no está aquí. Pero se que algún día nos vamos a reunir de nuevo Toci, Chiquis, Alita y Luci. Juntas las cuatro como hace 19 años en que Luci conquistó el corazón de mi hermana, entrando para siempre en nuestras vidas y nuestros corazones.

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