martes, 24 de mayo de 2011

ANSH

Hermosa Deidad de veintidos milenios,
de misterios solitarios
y colores de exótico misticismo.

Antropófago dispuesto
a formar parte del ritual de supervivencia
del que un día,
fui aprendiz del sacerdote de la región montañosa.

Imagen congelada
en un libro posmoderno al que no tengo acceso.
En el alfabeto de contenidos encriptados,
con la velocidad de un llamado.

Seguro en sus anhelos,
abrazando la vida,
aprendiendo.
Deseando se parte en algún momento,
de aquello
que en mi pecho ya no encuentro.

Con la mitad del día de distancia de por medio.

Sabio Señor,
que vuela en la distancia del ocaso
hacia el ensueño del renacimiento.

Descubriendo la transparencia de mi ser
(que pareciera no existir en tus entorno),
te vuelves frágil.
Como los ojos que protegen tu visión de lo terreno.

Y quizá,
aunque no lo deseo,
el resultado del dolor de ayer,
nos convertirá en extraños.
De nuevo.

No hay comentarios: